Como era de esperarse, Redes Sociales Progresistas, Partido Encuentro Solidario y Fuerza por México perderán su acreditación ante el Instituto Electoral de Tamaulipas, al no haber obtenido – ni siquiera- el tres por ciento de la votación. Por consecuencia y, aunque pudiera no ser mucho, dejarán de recibir las prerrogativas que por concepto de financiamiento público reciben, en este caso por parte del Ietam. Son considerados como partidos satélites, que solamente fueron creados para dividir el voto, es decir, restar al que se encuentra en el poder y que una vez cumplido el objetivo, desaparecen del escenario político electoral. De los tres, solamente Encuentro Solidario tenía algo de estructura y experiencia como para participar en una elección. Fuerza por México hizo más ruido por tener el derecho a participar, que durante todo el periodo para hacer campaña y aunque Redes Sociales Progresistas pudo haber hecho mejor papel, se dio cuenta que ni maestros y menos personas de la sociedad civil le tienen aprecio. A los tres les hizo falta un enlace con quienes representan los diferentes medios de comunicación, con experiencia, capacidad y conocimientos, para simple y sencillamente saber qué hacer e incluso, orientar a quienes fueron electos como candidatos a los diferentes cargos de elección popular. Sin embargo, es un aspecto al que no le apuestan los que están al frente de cada uno de esos y otros partidos políticos, quizá porque les duele el codo. Y es que, en los diferentes medios de comunicación hubo plena apertura, para que los candidatos de esos y otros partidos políticos, dieran a conocer las actividades de promoción al voto que realizaban cada candidato y se difundiera en las diferentes plataformas informativas, impresas como en redes sociales. Sin embargo, lo poco o mucho que hicieron los aspirantes a uno de los cargos de elección popular nunca se supo, porque tampoco se cacareó. Si los candidatos no alcanzaron a promocionarse, como ellos quisieron, la culpa la tienen los que están al frente de esos y otros organismos políticos. De hecho, muchas de las personas que eligieron como candidatos, no tenían ni idea de lo que hace un legislador en la Cámara federal, en el Congreso local o bien, en una alcaldía y aun así, los mandaron a la guerra sin fusil, a que solamente pidieran el voto de la gente, para por lo menos alcanzar el mínimo de los votos que requieren, para seguir en el escenario electoral. No les resultó. Muchos de los candidatos o candidatas, asumieron su papel, pero no tuvieron el respaldo económico, ni material y menos humano para promoverse como lo hubieran querido. Y aunque mostraron desconocimiento e inexperiencia, al final de cuentas recibieron algo de la votación. Muchos de sus amigos, familiares, compañeros de trabajo y demás, no cuenta se dieron de que aspiraban a un cargo de elección popular en la pasada elección y eso, se lo deben a sus dirigentes de partidos políticos, que no se atrevieron a destinar parte de las prerrogativas a un renglón tan preponderante en estos tiempos, como lo es, la contratación de servicios de un enlace con quienes representan los diferentes medios de comunicación. Ahí tienen los resultados.
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