El Covid 19 quizá, es lo más parecido a las casas de los pobres; frágiles y que, con la menor tormenta, la más leve ventisca, exhibe todas sus fallas, los hoyos, los techos de de papel, las cuarteaduras en las paredes, el drenaje barboteante, rayando en el lumpen.
Se acuerdan de aquella tonada de Alí Primera, pues caray, en América Latina, que es lo que mejor conozco, repúblicas van y vienen, naciones disfrazadas de progresismo, comunismo, nacionalismo, socialismo trasnochado y hasta de cuatroteismo con ropaje de neolibelarismo, y la rola sigue teniendo sentido.
“Qué triste, se oye la lluvia, en los techos de cartón, qué triste vive mi gente, en las casas de cartón. Viene bajando el obrero, casi arrastrando los pasos, por el peso del sufrir. “¡Mira que es mucho el sufrir! ¡Mira que pesa el sufrir! Arriba, deja la mujer preñada, abajo está la ciudad, y se pierde en su maraña, hoy es lo mismo que ayer. Es su vida sin mañana”.
“Ahí cae la lluvia, viene, viene el sufrimiento, pero si la lluvia pasa. ¿Cuándo pasa el sufrimiento? ¿Cuándo viene la esperanza? Niños color de mi tierra. Con sus mismas cicatrices, millonarios de lombrices”.
“Y, por eso: qué tristes viven los niños, en las casas de cartón, qué alegres viven los perros, casa del explotador. Usted no lo va a creer, pero hay escuelas de perros, y les dan educación”
“Pa que no muerdan los diarios, pero el patrón, hace años, muchos años, que está mordiendo al obrero, qué triste se oye la lluvia, en las casas de cartón”.
“Qué lejos pasa la esperanza, en los techos de cartón…”
“Ansina mesmo”, techo gubernamental, con políticas de que parecen de cartón, donde la verdad y los números les exhibe mediocres. Ni modo que sean gripa con los 4.1 millones de contagios de Covid 19 y los 300 mil muertos que oficialmente acepta el gobierno, aunque ya sabemos que rebasamos los 600 mil.
Aún así, ya saben que, ya conocen cuál es la defensa de sus romanceros. Que los de antes también mataban, como si eso justificara las acciones del gobierno en turno, o les dieran permiso para criminalizar, para mentir, para robar o para traicionar al pueblo.
Y si, casi todo puede ser justificable, retórico, pero nunca aceptable meterse con la salud que es, la vida de los mexicanos. Son nuestros hijos, nuestros padres, nuestra familias, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, nuestra nación que sigue como sostenemos, sufriendo 46 años de fraudes presidenciales. Reitero, en lo que me consta, de José Lopez Portillo a la fecha, obvio incluidos los que hoy siguen justificando.
a.- Que lo medicinas para las enfermedades crónico degenerativas, donde el rey sigue siendo el cáncer, matando lo que más debería de doler, nuestros niños.
Nada nuevo bajo el sol, siempre edificando una idea, una ficción de oropel, de hubris y una estrategia de gestión sanitaria, que definitivamente, no es ejemplo mundial. Y una hoguera que descalifica, aunque los datos es que somos parte de un top 5 mundial, con una administración sobre la pandemia que es verdaderamente mezquina, criminal, perniciosa.
No siquiera el tema electoral les asusta, y ya olvidaron que en junio, de los 30 millones de votos, ya perdieron 13, y sin descontar los provistos por el lado oscuro de la luna.
b.- Tema doloroso es que los mexicanos, los latinos fuimos construidos, bajo un techo educativo propio para la mediocridad, entre guadalupanismo, fútbol y Chespirito.
En contexto, hablar de Alí Primera, es actualidad, antes, ahora y no sabemos si después, mientras que así, lejos pasa la esperanza en las casas de cartón de México.
c.- Enfermos: El presidente ya aportó su doble dosis a la estadística. Solamente él lleva dos contagios y confiamos sin problemas. Tiene medicinas y médicos, pero no abajo donde el sistema de salud, estaba mal como en el cuento de rancho, cuando la sociedad compró el circo por la voluntad de sus votos, nos crecieron los enanos.
O como también se dice, estábamos mal, realmente complicados, “ya era muchos y parió la abuela”.
d.- Y que nos queda, si ya demostramos que somos una nación de estúpidos, de tontos que enfermamos y morimos como si fuera una gracia enlutar nuestro barrio, con Covid y sus hermanitos Delta y Ómicron. Salvemos nuestra vida, porque arriba, la voluntad no es lo suyo.
Nostra Politica: «El conocimiento no es algo separado y que se baste a sí mismo, sino que está envuelto en el proceso por el cual la vida se sostiene y se desenvuelve» . John Dewey.