Pues bien, el día de ayer se dio el banderazo oficial, por decirlo de alguna forma, que marcó el inicio del rodaje de la película que de entrada establece un hecho inédito para nuestra muy querida ciudad, un largometraje que será filmado en su totalidad en Matamoros con participación de matamorenses y dirigidos por una matamorense.
Ana Gabriela Cache Torres, directora y guionista de la película “La Loca del Reforma” está construyendo el camino para hacer su sueño realidad, lograr que Matamoros sea una ciudad a la que se le atribuyan méritos cinematográficos y traer como consecuencia buena fama para este enclave fronterizo que mucho ha sufrido en el pasado con malas notas periodísticas, pero Ana ha entendido que nuestra ciudad no es solo “malas notas” y se enfrasca en una producción de la que hay que hablar y hay que apoyar desde la trinchera de cada quien.
La acompañan en este proyecto la reconocida actriz Michelle Jacqueline Vieth Paetau, su hija Michell Ampudia Vieth quienes harán el papel de “La loca del Reforma” en sus etapas juvenil y madura, así como Mick García quien será en la trama el esposo de la protagonista.
Ana comentó que en Matamoros ya se habían hecho ciertas películas pero es la primera vez que se va a grabar un largometraje de principio a fin en nuestra ciudad. Para ella esta filmación es un parteaguas que pretende proyectar a Matamoros como una región muy cálida y que la gente que la habita tiene vocación por la cultura y el arte.
Querido y dilecto lector, Ana es una matamorense nada común y nada corriente; como en su momento diría Miguel de Unamuno, la nacieron en Matamoros el 14 de diciembre de 1987, hija de Juan Vicente Torres y Blanca Miroslava Gutiérrez. Dicho por ella misma, escogió como su primer apellido el seudónimo de “Cache” por su cara muy redonda y siempre cachetona. Creció en el emblemático barrio de la Solernau y tres a una cuadra de la iglesia de Guadalupe, quizá por esa razón desde niña se acostumbró al bullicio natural de una calle tan transitada por carros y personas.
Podemos inferir que fue una niña muy precoz y muy pronto en la vida supo valorar a las personas y calificarlas más por sus hechos que por sus palabras; pero también entendió que no era una joven de gustos comunes, mientras a sus amigas les gustaba lo “normal” ella desarrollaba un desbordado y desaforado gusto por la cultura y las artes, tan es así que antes de definir su vocación por el séptimo arte pensó que lo suyo era la música y guiada por este llamado ingresó al Colegio San Juan, en la interjección de las calles cuatro y González, en el mero centro de su ciudad natal.
Del bullicio desordenado de la Solernau paso al sonido ordenado de las notas musicales en el edificio que en otros años había sido primero la secundaria uno y más tarde la secundaria tres, donde al tiempo que ingresaba era un colegio de enseñanza musical y ahí aprendió a tocar el violín, el violonchelo y otros instrumentos, y con ello pudo participar en conciertos con la orquesta de dicho conservatorio, por cierto muy apoyado por el ilustre Matamorense Don Sergio Argüelles Gutiérrez.
Pero algo latía en el interior de Ana que le producía cierta insatisfacción, su vocación le decía que el camino de la música no era lo suyo y una vez analizado, pensado y puesto en orden entendió que la música era en su vida una actividad culturalmente fértil pero vocacionalmente falaz y entonces tomó la decisión más trascendental de su vida profesional, entendió que a pesar de no tener una escuela en Matamoros lo suyo era el séptimo arte y fue tal la pasión que la envolvía que determinó cambiar de ciudad.
Es cuando se trasladó a la ciudad de Dallas, Texas. Pudo haber tenido miedos pero estos no la controlaron así que comenzó a empaparse de lo que tenía que ver con la actuación y el cine. Un hecho trágico como lo fue la muerte de su padre marcó la pauta de lo que hoy se está haciendo realidad, esa triste vivencia fue la instigadora de “La Loca del Reforma”, ¿Por qué razón? Solo ella lo sabe por ahora.
Ana no tiene límites, quiere que se hable bien de Matamoros, tan es así que el elenco es eminentemente de nuestra ciudad; que se identifique a nuestra comunidad por un hecho de nivel superlativo y de calidad. El objetivo bien vale la pena sumarse, y si esta acción el día de mañana llega a Hollywood habremos logrado quitar de nuestra historia un lastre en imagen para cambiarlo por algo mucho mejor.
El tiempo hablará.