La administración estatal, cuyo periodo para el que fuera electa, termina este 30 de septiembre.
Se acaba el proyecto de los “vientos de cambio” que promulgó como bandera FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, a quien mucho le ayudo el rencor, el resentimiento y la inconformidad que había en los gobiernos del PRI, para permitirle al Partido Acción Nacional arribar al poder.
En el 2016, CABEZA DE VACA arrasó en las urnas, alcanzando una votación por demás elevada, en el ánimo de tener un gobierno alejado de los vicios, corrupción, nepotismo, caracterizado por la transparencia y cercano a la gente.
Y aun cuando se llegó a pensar que el gobierno del PAN habría llegado para quedarse, le bastó menos de seis años para evidenciar la inexperiencia e incapacidad para gobernar.
Por principio de cuentas, fue una administración de apenas tres años como gobierno, si se toma en cuenta que por más de dos imperó la pandemia de Covid-19 y paralizó la mayor parte de las acciones, de los planes y programas.
El resto del sexenio, terminó sin recursos, pero enfrascado en una confrontación de GARCÍA CABEZA DE VACA con el Gobierno de la República, en la que si bien no se dobló, el único que perdió fue Tamaulipas y su gente.
Quizá por ello, la mayor parte de la gente que en 2016 votó por FRANCISCO GARCÍA, en este 2022 le dio la espalda. Ya no quiso saber más de los “vientos del cambio” y opto por apoyar un nuevo proyecto, encabezado por AMÉRICO VILLARREAL ANAYA.
A partir del uno de octubre, VILLARREAL ANAYA entrará en funciones como gobernador, con un respaldo de poco más de 730 mil tamaulipecos que le dieron su voto en las pasadas elecciones y en el que confían, habrá de sacar adelante los problemas que enfrenta la entidad.
Las perspectivas en AMÉRICO son muy elevadas y por lo mismo, está obligado a ejercer un gobierno por demás diferente al que se va este 30 de septiembre.
Atrás quedó el pleito, la confrontación y la denostación por parte de un gobierno que llegó a su fin.
Desde el uno de octubre, el escenario de gobierno debe ser otro, totalmente diferente, sin las mismas prácticas, enmarcado en la transparencia como la rendición de cuentas.
AMÉRICO debe encabezar un gobierno ordenado, sin soberbia, dispuesto al diálogo, a escuchar a la gente, a implementar una administración de la que se esperan resultados y no promesas.
Ya es tiempo de ejercer un gobierno, con un mandatario cercano a la gente, que además de tenerle cariño a la Capital del Estado, también le ponga atención a los demás municipios.
En pocas palabras, es tiempo de darle vuelta a la hoja y empezar a escribir una nueva historia. En fin.
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