Matamoros, ciudad en crecimiento.

El título de la presente pudiera parecernos el de una campaña política, pero más que eso es el testimonio que como testigo presencial quiero plasmar, no sin algo de romanticismo y mucho de idealismo, que Matamoros está en una dinámica acelerada de semillero cultural, social y deportivo que hasta hace algunos años no podíamos ni imaginar, y que hoy debemos ser los mismos matamorenses quienes hagamos el ruido necesario para atraer a nuestro terruño una cantidad positiva de personas con el consiguiente beneficio que de ello deriva. Paso a explicarme.

Como cronista de la ciudad tuve la oportunidad de asistir a tres eventos que le dan empaque a Matamoros y que nos permiten los elementos indispensables para estar orgullosos del tiempo que nos ha tocado vivir en esta región fronteriza. Los puntos de convergencia que me sumergieron en la antropología de nuestra ciudad fueron el Teatro de la Reforma, la Calle 9 y el Gimnasio de la UAT, con sendos eventos que me mueven las entrañas del matamorense que soy para compartir contigo, sesudo lector, los avances que estamos teniendo y que hay que voltear a verlos.

Estuve en el Teatro de la Reforma donde se presentó un evento denominado “Beethoven 252” a donde asistió el alcalde Mario López con su esposa Marsella Huerta, acompañados del director del FIO, Edgar Tovar, del diputado Isidro Vargas y de la señora Florinda González Rodríguez, una de las pioneras de este festival, con dos de sus hijos. Se presentó el pianista Mauricio Garza junto con la orquesta del Colegio San Juan Siglo XXI dirigida por el maestro Orlando Mora.

Mauricio Garza comenzó tocando en forma por demás magistral una pieza al piano de Beethoven titulada “Piano Sonata No 14 en Mi menor”; sus elegantes y agiles dedos de pianista, muy parecidos a los de un cirujano, según Honorato de Balzac, se movían por todo el teclado blanco y negro del elegante piano obscuro de cola que fue acomodado en el escenario y que acariciaba la vista como la música que emanaba de él, halagaba los oídos, con lo cual pudo colarse en el feudo de los caprichos y obsesiones individuales que la buena música instiga en la audiencia presente.

Después de este evento me trasladé a la emblemática Calle 9 al “Festival de la Huesuda 2022”, en donde el presidente municipal Mario López y su esposa, acompañados de Carlos Ballesteros, secretario del Ayuntamiento, de la maestra Genoveva Hi, secretaria de Educación, entre otros funcionarios, premiaron el concurso de catrinas y catrines organizado por la Dirección General de Cultura a cargo de Larisa López Carrillo.

Cabe señalar que “La Catrina”, originalmente llamada “La Calavera Garbancera”, es una figura creada por José Guadalupe Posada y bautizada por el muralista Diego Rivera. La respuesta de los matamorenses a este concurso fue impresionante, se inscribieron veinte parejas, es decir, cuarenta personas, admirablemente maquilladas con su respectiva vestimenta; pero no fue solamente eso lo que me atrapó, disfruté la interpretación que cada persona hizo en su actuación mística, cínica, soberbia y macabra, muy propia de las Catrinas, pues el influjo de su maquillaje e indumentaria fue sutil, secreto e inaprensible.

La pareja ganadora del tercer lugar fueron Christina Prado y Felipe López Galván con una indumentaria de fondo blanco y vivos morados que fue pintada a mano por su diseñadora Lili Zamora, talento matamorense. El segundo lugar fue para las hermanas Alondra y Arantza Garza, quienes me sedujeron la atención por la fascinante actuación que hicieron en la personificación y actuación de sus personajes con su ropa de colores obscuros. El primer lugar fue para los hermanos, cuates entre ellos, Santiago e Ingrid Pimentel, con una indumentaria color rosa mexicano; todos ellos con un maquillaje en el que invirtieron más de tres horas para estar listos.

El alcalde Mario López aprovechó la ocasión para después de éste certamen pasearse a todo lo largo de la Calle 9 para empaparse de “La Callejoneada”, la cual estuvo muy concurrida, y que podemos describir con una retórica en metáfora como ríos de gente que fluían sin pudor para satisfacer esa necesidad gregaria que a todos nos habita y que nos hace salir a ver gente, sus rostros y sus vidas.

Y finalmente, el sábado asistí al gimnasio de la UAT a ver el juego de básquetbol entre los Piratas Bagdad Matamoros vs Diablos Negros de Vicente Guerrero, Durango. Debo reconocer que empaticé con el ambiente que defendía la causa de nuestra ciudad, el matamorense que me habita fluyó con denuedo, grité y chiflé a favor del equipo local.

Querido y dilecto lector, estas actividades no existían en mi infancia, hoy que forman parte de nuestra rutina hay que valorarlas y promoverlas como parte de nuestra esencia. Después de todo Roma no se construyó en un día.

El tiempo hablará.

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