La Realidad líquida.

Vivimos en un mundo con una realidad liquida, donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre. Zygmunt Bauman

Mi querido y dilecto lector hoy quiero presentarte a un filósofo contemporáneo de nacionalidad polaca quien falleció recientemente en el 2017 y cuyos planteamientos están aterrizados en una realidad más que histórica de practicidad muy actual y a quien se le atribuye ese concepto de Vida liquida o Modernidad liquida, que es justamente la que ahora vivimos y que se refiere a una vida caracterizada por no mantener un rumbo determinado, pues al ser líquida no mantiene mucho tiempo la misma forma. Y esto se pone peliagudo porque todas estas características hacen que nuestras vidas, la tuya y la mía, se definan por la pobreza de opciones y la incertidumbre. Así, nuestra principal preocupación, que nos produce una ansiedad constante, es no perder el tren de la actualización ante los rápidos cambios que se producen en nuestro alrededor y no quedar estancados por obsoletos. Yo diría que esto último más que ansiedad puede producir depresión. Todo esto nos obliga a dos cosas aparentemente contradictorias, primero luchar para que nuestras condiciones cambien pero a la vez y en segundo lugar, para no amargarnos adaptarnos a una realidad siempre cambiante y a veces poco favorable.

En esa línea de pensamiento con respecto a nuestra realidad liquida y en el contexto electoral en el que estamos permítame comentarle que Zygmunt Bauman decía que, hoy más que nunca, el arte de la política es el de fingir. Nos encontramos frente a cinco candidatos que en este periodo de campañas es el tiempo para ver que tanto fingen ser para no llevarnos decepciones. Ciertamente vivimos en un mundo lleno de incertidumbre. Todo lo que hay a nuestro alrededor es precario y cambia cada vez más rápido. Nos mantenemos en una realidad en la cual estamos obligados continuamente a tomar decisiones y paradójicamente cada vez tenemos menos capacidad para decidir.

En México, como en EU la política se ha convertido en un espectáculo y pareciera que para ganar votos solo hay que montar un show al estilo Donald Trump. Hoy en día hacer política se ha convertido en el arte de aparentar, de dar la mejor imagen, la más positiva, se ha convertido en una mercancía y la cultura del espectáculo ha hecho que los líderes políticos se aferren al show business. Ahora lo que importa son las campañas mediáticas, cómo se vende el mensaje y qué imagen se da.

Tuve la oportunidad de ver integra la entrevista de Tercer grado que la empresa Televisa hizo a AMLO, cuya duración fue de una hora con treinta minutos en un horario nocturno en la que el sueño nos gana siempre la batalla pero que gracias a Internet lo podemos ver con atención en cualquier horario. Con un formato de siete entrevistadores, me dio mucho gusto ver en ese segmento a Raymundo Riva Palacio y a Rene Delgado, amén de los comentaristas y analistas ya conocidos de esta empresa.

Mi querido y sesudo lector, si la política consiste en decir tres o cuatro mentiras para conseguir lo que quieres este tipo de dinámicas mediáticas son un excelente barómetro para medir a los candidatos en lo presente y en lo futuro.

Rescato algunas frases del candidato de Morena que mencionó en esta larga entrevista. Dijo, entre otras cosas que es heterodoxo en su estilo de hacer política. La RAE define tal concepto como disconforme con hábitos o prácticas generalmente admitidos. Esa es una característica de la mayor parte de los miembros de este partido, digamos que es su virtud y su defecto y que tal vez es su mapa político para llegar al poder. No me gusto su comentario cuando dice que su hermano es un traidor porque no le apoya, me hace suponer la posibilidad de un presidente intolerante a quien piensa diferente a él. En lo referente a su lucha por la corrupción dice su discurso de siempre, que en ese tenor no habrá ni amigos ni compañeros y concluye con un aforismo que dice: Al margen de la ley, nada, por encima de la ley, nadie. Aunque esa afirmación choque en nuestras mentes con personajes como Rene Bejarano, Marcelo Ebrard y Gustavo Ponce entre otros. De sus oponentes dice que no quieren dejar de robar, y que en ese tenor pretende separar al poder económico, léase los empresarios, del poder político pues no quiere que el gobierno esté al servicio de una minoría rapaz. Justifica al empresario Poncho Romo comparándolo con José Clemente Orozco argumentando que era porfirista y después se hizo revolucionario. Dijo que Salinas es el padre de la desigualdad moderna.

En fin, deduzco que AMLO sabe que está es una elección emotiva y que más que importar los “cómo” hay que enfatizar los “Qué”, esto se traduce en que no importa lo que él diga, importa más lo que la gente quiere escuchar. Si cumple todo lo que dice, será excelente, sino, solo más de lo mismo. El hartazgo de la gente, aparentemente alcanza para correr ese riesgo, pues hoy los ciudadanos en México es como si fuéramos pasajeros de un avión que no solo sufre turbulencias sino que además vuela sin piloto en una realidad bastante liquida.

El tiempo hablará.

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