Política y espectáculo en Matamoros. ¿cuál es la diferencia entre estas dos esferas?
Se trata de recurrentes evidencias que procuran crear en Matamoros la tormenta perfecta para cuando lleguen las próximas elecciones en las que ciertos operadores políticos pretenden ir creando desde ya una animadversión de ánimo para sembrar culpas y en su momento sacar ventaja electoral. Hay que ubicarlos para que todo lo que venga de ellos recibirlo con las reservas del caso.
A fuerza de engendrar quimeras y devanarme los sesos, mi amigo Poncho de León diría que la columna de hoy está inspirada en magi cuentos, pues pareciera que se pretende manipular la opinión pública y que se ha puesto a funcionar una maquinaria de mentiras y rumores que ofrecen nociones empáticas al ciudadano matamorense y sus inquietudes.
La dinámica de las falsas noticias con producción cinematográfica “circunstancial” pretenderá crear héroes a partir de personajes malos que no saldrán jamás de su anonimato, que podrán ser vistos pero no ubicados. Todo esto para engrandecer a un partido o a una persona que aún no ubicamos pero que sospechamos el beneficiario de esta farsa.
La teoría dice que los autores de los montajes políticos asumen que los ciudadanos de Matamoros piensan que: “Si es captado por una cámara, entonces es verdad”, y a partir de ahí se pretende construir beneficios electorales a mediano plazo para cierto grupo ya ubicado por el tipo de personajes involucrados en la burda producción y allí donde empieza el engaño empieza también la infamia.
Entre otras definiciones, y para no complicarnos, retomemos éstas del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Montaje: Aquello que solo aparentemente corresponde a la verdad.
Querido y dilecto lector, en pocas palabras la idea de montaje implica, por un lado, un ajuste de la realidad a la óptica y conveniencia de un sujeto o de un grupo y, por el otro, un engaño difícil de comprobar porque se vincula a lo que la mayoría acepta por verdad.
Este tipo de montaje, más que relacionarse con una falsedad o con una mentira, se relaciona con una producción. De esta forma podemos adelantar la conclusión de que la política no es sino la profesionalización de los montajes.
En esta práctica humana no solo se obvian los montajes sino que, actualmente, la creación y manipulación de imágenes de la “realidad” se han vuelto una herramienta básica e importante para acceder al poder público, así como para dar fundamento y fuerza a un discurso político.
Lo grotesco es que a veces ese montaje de la política es tan obvio y agobiante que ya somos muchos los que preferimos no creer en todo lo que se dice en las redes sociales.
Lo desesperante de las campañas no solo radica en la constante de ser negativos a todo lo que se hace en Matamoros sino que también desesperan por su inverosimilitud, por su abuso de montaje, sobre todo el vacío de credibilidad de quienes sospechamos realizan tales montajes.
Pero a veces también el montaje es tan profundo y tan elaborado que es muy difícil discernirlo y nos cuesta trabajo tomar distancia frente a él.
Los creadores de montajes no saben que es mucho más hermoso obedecer a un hombre de talento que gobernar a un tonto. ¿No se encuentran muchos hombres cuya profunda nulidad es un secreto para la mayoría de quienes los conocen? Un alto rango, una cuna ilustre, cargos importantes, cierto barniz de cortesía, una gran reserva en la conducta impiden a la crítica periodística calar en su intima existencia.
Esos individuos se parecen a los reyes, cuya verdadera talla, carácter y costumbres no pueden ser nunca bien conocidos ni justamente apreciados, porque se les ve de demasiado lejos o demasiado cerca.
Luego entonces entendamos que la vida es un trabajo, un oficio que hay que tomarse la pena de aprender y cuando un hombre ha llegado a saberse la vida a fuerza de experimentar sus dolores, se le endurecen sus fibras y adquiere cierta flexibilidad que le permiten dominar sus sentimientos pero también ubicar donde está la farsa y quien es su autor. Creyendo que juegan con el fuego, en realidad juagan con el rescoldo y al ciudadano común solo le queda ignorar las provocaciones de mal gusto.
Esta es la ocasión de hacer constar un nuevo efecto de esa gran ley de los contrarios que tantas crisis provoca y tantas rarezas explica, que no hay más remedio que recordarla a veces lo mismo que la ley de los afines.
Nos toca ubicar los montajes y a sus autores y no dejarnos atrapar por ellos.
El tiempo hablará.