El 2021 ha iniciado como un año acentuadamente disruptivo que las acciones insospechadas e impredecibles que vimos, con incredulidad, ayer en el congreso de los EU bien pudiera ser el guion para una película de cualquiera de los directores exitosos del cine hollywoodense contemporáneo, aunque el inédito hecho de balazos en el capitolio con una mujer herida quedaría asignada por unanimidad sin temor a equivocarnos en Tarantino.
Resulta inevitable la comparación entre Donald Trump y el emperador romano Nerón pues sus conductas en medio del caos son muy semejantes. Cuando el personaje romano de la historia instigó a la turba a incendiar la ciudad, el tipo se quedó en sus aposentos tocando de manera despreocupada y sin el menor de los empachos la lira. No le importo en lo más mínimo que los llantos de los deudos y los lamentos de los afectados llenaran el aire y la bruma de la ciudad de Roma.
Trayendo ese pedazo de la muy lejana historia romana al presente, lo pretéritamente remoto se convierte en actual, en presente lacerante, pues ante los desmanes ocasionados por los seguidores del presidente de los EU, Donald Trump, el Nerón actual, emula al personaje romano pero modernizado y en vez de tocar la lira, el señor se deja atrapar por su celular y activa su adicción por el Twitter aunado a su incontinencia verbal y lanza palabras que esperábamos fueran para calmar los ánimos, y no, resultaron más bien incendiarias.
El presidente Donald Trump traiciona a su vicepresidente Mike Pence, quien al comportarse frente al congreso como un funcionario honesto y un ciudadano responsable se convierte en víctima de la insolidaridad y el abandono de su jefe inmediato quien esperaba que su subordinado y colega electoral en el 2016 se sumara a su diatriba electorera. Prácticamente lo llamo cobarde por no hacer eco de su falso discurso de fraude electoral.
Después de los lamentables hechos de ayer en el Capitolio de los EU, para el presidente Donald Trump se ve venir una soledad jurídica y política; aunque para él no hay respiro en esa menesterosa y dramática tesitura vital por sacar ventaja de dos circunstancias, como presidente y como víctima de una derrota, que solo para él y algunos de sus seguidores, prófugos de la estulticia, resultó fraudulenta, solo porque así lo afirma su líder orate.
Cabe resaltar el constante antagonismo frente al presidente Trump de la líder del congreso, Nancy Pelosi, quien tuvo que lidiar con él como un suplicio intolerable y que ante los estridentes eventos de ayer cobran mucho valor al confirmarse la apreciación que la congresista tenia del inquilino de la Casa Blanca, nada lejana de las realidad que hoy se manifiesta.
Las voces más reconocidas en la política e incluso del gobierno de los EU hablan de algo muy grave que aterrizan en intento de golpe de Estado pues lo que en teoría era una acción de mero trámite se convirtió en un inédito caos, pues el receso se tuvo que dar poco antes de que el congreso ratificara como valido el conteo del colegio electoral.
La realidad ha superado la ficción, pues en forma por demás increíble fuimos testigos de cómo el vicepresidente y la líder del congreso de la nación más poderosa del mundo e icono emblemático de la democracia en todo el planeta tuvieron que ser evacuados por seguridad para que la turba incitada por el propio presidente no les hiciera algún daño.
Este capítulo de la historia contemporánea se da en pleno incremento de los contagios a nivel mundial de esta pandemia que invadió nuestra existencia desde el 2020 y no termina de irse. La insensibilidad de un mal perdedor tiene a los EU, atorado en una crisis política de grandes dimensiones que al momento de plasmar la presente columna, desconocemos el final que vaya a tener.
La sociedad de la ignorancia a todo galope toma las oficinas del congreso y sin el menor de los pudores invaden todos los espacios solemnes de la democracia y en forma por demás burda dejan huella en redes sociales de la violación a las instituciones por medio de fotografías en donde con un lamentable jubilo proyectan su alegría en medio del caos, no sin el grito del triunfo sin sustento: “Trump Presidente”. Un líder que en el pecado llevará la penitencia.
El tiempo hablará.