Don Felo llegó a la imprenta del periódico “La Voz de la Frontera” de Don Gustavo G. Cerrillo en lo que él califica era un tiempo rústico del periodismo impreso en 1948. Recuerda con nostalgia el papel con los moldes con la composición caliente de los metales tipo movibles con los que se hacían los encabezados letra por letra y el texto en los linotipos y justo en este momento de la amena charla mencionó en cascada todos sus puestos: formador, prensista, linotipista, este último era quien más ganaba, pero no quiso permanecer ahí porque quería crecer.
El oficio de linotipista lo combinaba con otros dentro del periódico con toda la intención de aprender, cualquier cosa que faltaba en algún departamento, él la solucionaba, y fue así como avanzó en todos los puestos. En este momento de la conversación cargado de recuerdos, Don Felo hace una pausa y mirando al horizonte infinito, en una clara introspección en su mente dice con orgullo:
-Yo comencé ganando $21.25 pesos por semana.
Después de estar devengando esta remuneración, con el paso del tiempo fue elevado de rango para ser “avisero”, el que diseñaba los anuncios del periódico, hoy pudiéramos llamarlo publicista; en este puesto su sueldo ascendió a $70.00 pesos por semana, y de haber probado la pobreza en su expresión más radical, con este salario se sentía en la gloria: “Un dineral” dice el propio Don Felo.
Pasó a corrector de pruebas, ese fue su primer contacto con la redacción, el puesto se llamaba “secretario del jefe de redacción” y el titular de este puesto era nadie más ni nadie menos que Don Lupe Díaz, el papá, quien hacía los encabezados en la máquina de escribir y le dejaba la redacción del texto al joven Felo quien acomodaba las notas a su criterio y según dijo fue cuando tuvo que aprender sinónimos para no repetir palabras.
Es importante mencionar que los periódicos fueron la escuela de Don Felo quien fue a lo largo de su vida un eminente autodidacta, pues aprendía solo, aprendía rápido y aprendía bien. De esa forma aterrizó no solo los conocimientos tan puntuales que tiene del periodismo, sino del campo a tal grado que agricultores titulados reconocen la densidad y certeza de su sapiencia campirana producto de haber administrado por más de 40 años el rancho “El Borrego” que él y sus hermanos heredaron de su padre.
En el tiempo al que alude fueron sus momentos de aprendizaje había dos periódicos en Matamoros: “La Voz de la Frontera” de Gustavo G. Cerrillo y “El Regional” de Camilo Fuentes; los periódicos como “El Bravo” que nació en 1951 y “La Opinión” aún no existían. Don Felo recuerda que cuando tenía desavenencias con uno se iba al otro y viceversa.
Su esencia liberal la adquirió precisamente en “La Voz de la Frontera” donde finalmente con el paso del tiempo se hizo reportero. Durante la plática con Don Felo sacó de su anecdotario muchas historias, una de ellas fue que, se estilaba que las notas de sociales llevaran una lista muy extensa de nombres de cada evento con el claro propósito de que cada persona mencionada comprara el periódico.
En una ocasión Cuquito Vargas, que era el reportero de las notas policiacas que en aquellos tiempos, el departamento de policía hacía en forma aleatoria redadas de las mujeres prostitutas con fines recaudatorios. En una de tantas redadas Cuquito pasó la lista de nombres de las prostitutas que al momento que los lectores leían la nota de sociales y veían “Pase a la pagina 4” para continuar leyendo, pero las divisiones entre una nota de sociales y una nota policiaca fue tan tenue que se confundieron y salió que a un evento de relevancia social habían asistido las prostitutas. Con cierta hilaridad y pena recuerda Don Felo que se hizo un tremendo circo a tal grado que Margarita Collado, cronista de sociales se molestó con él y al final se entendió que fue un error que llevó a la comicidad.
Entre tantas remembranzas recordó que, en 1952, cuando el cultivo principal era el algodón y penetraba tanto en la economía que era famoso el concepto “La Temporada”, tiempo de mucha liquidez en Matamoros. Se pedían prestamos y era muy común decir: “En la Temporada te pago”. En ese entonces muchas actividades del periodismo llevaban el nombre de alguna actividad agrícola, es así como recuerda que Estanislao (Tanis) Molina Núñez hizo el semanario «El Picudo», que en la actividad agrícola es una plaga que afecta al algodón.
El Picudo tenía varias frases para ser recordado, por ejemplo: “Este ejemplar vale grillo, pero cuesta un peso” o “El Director General y editor es el cátcher de todas las mentadas”. En este mismo tenor Don Felo recuerda que Lupe Díaz escribía una columna que se llamaba “Pizcando”.
Al primer presidente municipal que trató Don Felo fue al Lic. Luis Ramírez de Alba en 1953 quien inmediatamente antes había sido presidente de una asociación civil en sustitución de Juan B. García. Recuerda con orgullo que fue en esta época cuando en la colonia Popular se pusieron los nombres a dos calles: “Voz de la Frontera” y “Acción Cívica”.
Aún falta mucho por escribir de este distinguido y popular personaje que ha sido Don Felo Leal. Esta Historia continuará.
El tiempo hablará.