Estamos a unos cuantos días de que celebramos la Navidad más difícil de toda la historia del planeta, y si antes era tortuosa por la falta de recursos, especialmente en las clases bajas; ahora se agravó en la clase media, que los de arriba “como quiera”, ahí le llevan en su ruleta inmortal.
Cierto, la federación ya difundió la que será la programación de la vacunación y la misma no tiene casi peros, porque sabemos que es por edades, que empiezan por los médicos a quienes abandonaron criminalmente y que de arranque, no van a alcanzar.
Veremos como avanza el territorio de la vacunación en los hospirales privados, en el mundo de los poderes facticos y de suerte, me encuentro unas cuantas para protegerme y salvar a los míos.
Pero esa, es otra historia, lo que me sigue machacando terriblemente, es que la llamada “chaira sociedad”, no hace caso. Preguntamos en abril. ¿Qué quieren, un cadáver en frente de su casa para atender el llamado de las autoridades de salud?
Pues, terrible. Los muertos pasaron al interior de los domicilios, a los hospitales y nos parece infernal, torturante, que muchos aun para esta fecha, viven en plena negación y no se enteran que la parca les espera descarada, cínica, potente, promovida desde palacio nacional, en cualquier sitio.
Y qué nos queda, seguir avanzando como lo hacen los gobiernos locales y municipales en presionar, sin ofender, a todas las familias para que se guarden y eviten un tropel navideño que les pueda costar la vida.
No eventos masivos, no posadas masivas y cuando lo temas son en privado, en familia, que privilegien el uso del contacto visual por internet, para evitar que los “presuntos sanos” no maten a los realmente indemes.
Que seamos responsables, que usemos cubrebocas, que nos lavemos constantemente manos, brazos y rostro con agua, jabón, que nos bañemos en lo posible de gel y alcohol, por algo que se demasiados ignoran.
La muerte tiene permiso…
Mientras, ayúdenme ustedes. Como podemos explicar este fenómeno de suicidio colectivo, o debo decir crímenes colectivos. Suerte que tengo científicos en casa y les comento un ejercicio simple de responsabilidades y con ello, entremos en el territorio de las suposiciones.
Andrés Manuel López Obrador ganó la elección con 30 millones de votantes. Si “nos tiramos al suelo de los presuntos”, sospechemos que solamente tiene un 10 % de respaldo y con ellos, concluiríamos que tendría, solamente 3 millones de ciudadamos solidarios.
Si partimos de esta supuesta nueva cifra de apoyo natural, digamos entonces, “tirados en funesto piso” que un 10 % de ellos atiende por duplicación los ejemplos del Jefe Nacional, es decir no usan cubrebocas, pues este sirve para los que sirve y no sirve para los que no sirve, como le recomendó su epidemiólogo Hugo Lopez Gattel.
Tendríamos entonces que 300 mil no usan cubrebocas y se quedan con la onírica idea de que con la estampita “detente, es suficiente”.
Pasemos al siguiente nivel, si de esa cantidad solamente se infecta el 10 %, hablamos de que, 30 mil de sus seguidores pudieron hacerse contagiado. Y si de esa misma cantidad, un 10 % falleció por complicaciones que tienen que ver con el impulso funesto superior o daños anteriores.
La cifra de seguidores fallecidos sería de 3 mil personas. Son pocos, son muchas, qué importa si por encima de todo está el mantener la narrativa que se ha dado de topes con la razón, la ciencia, y las instituciones de todos los niveles y eso incluye a la Organización Mundial de la Salud.
Tres mil personas sobre los 30 millones de ciudadanos mexicanos que nos da un porcentaje de muertos, torpemente fans de AMLO del 0.01. Y qué importa… no obstante, si la carga de respaldo nacional es como el mismo mandatario afirma, no el 10 %, y si el 70 %.
Caray, de qué nivel de perversidad estamos conversando.
Usemos a Gattel para argumentar en sus propias palabras. A.- “El coronavirus nuevo ha cobrado mucha notoriedad porque es una enfermedad emergente, pero la proporción de graves, de muertes es semejante o incluso menor a la influenza”.
B.- “Hay mucha mitología en lo que hemos escuchado en la prensa internacional, de que se necesitan construir hospitales especiales o tener centros exclusivamente para el coronavirus, ¡no! El coronavirus se comporta como una enfermedad respiratoria de moderada a baja gravedad; es más leve que la influenza estacional”.
Nueve meses después graznó: “La epidemia es una enfermedad infecciosa que puede causar la muerte y es una muerte muy tormentosa”… que ha dejado ya más de 112 mil cadáveres y más de un millón de afectados.
Nostra Política.- Gattel, “memento mori”…
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