Peje: Tiempos de Monarquía Inconstitucional…

Contra Edicto 2: Para qué diablos somos una República Federada, si a capricho de quien sustenta el poder federal, “por los suyos”, atropella la Constitución.

Y lo “requinteo”: Artículo 40. “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”.

Si somos República con visos de Monarquía Inconstituccional, qué sentido tiene estar pegados con el engrudo de los caprichos del Presidente en turno, y en este caso más, pues solo los ciudadanos “de primaria trunca-drunka” piensan que vamos muy bien.

Somos para el centro federal, espacios no soberanos y las decisiones que tomamos al interior son ultrajables, bajo la certeza de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se mueve al son de Palacio Nacional.

Más bananeros imposible.

Y no lo decimos por el caso que se litiga sobre la pretención de desafuero al gobernador del estado de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, si no porque existen sobradas evidencias de que a la bota central, con marinos, soldados, policías, auditores, las entidades federavas son espacios de succión.

¿A qué nivel llegaremos, si la SCJN se muestra acobardada, cerremos el changarro entonces o vayamos por la independencia de los territorios? Debate que no es sencillo, pero urgente, si queremos que exista República Presidencial; o acostumbrémonos a un regreso que no es a los setentas.

Al medioevo: Ya escuchamos esta semana al jefe de cortesanos Antonio Attolini, quien entrevistado por el programa “Tragaluz”, programa emitido por Latinus literalmente succionó la virtud del Jefe del Estado:

“Quizá la idea del sacrificio en nombre de algo más grande, podría parecerse a los más grandes líderes de la historia, en eso quizá sí se parezca.” “Por su puesto a Jesuscristo, a Mahatma Gandhi, Luther King, Mandela, está a ese nivel”.

No pues “guau” y croquetas…

El punto es que, el diferendo jurídico entre la Cámara de Diputados federal y el Congreso de Tamaulipas avanza, porque de manera autoritaria, sostienen los primeros, que los segundos votaron un blindaje que permite que el legislativo local diga la última palabra sobre el pretendido desafuero.

Pues de una vez, que se cancelen los votos emitidos territorialmente y que enterremos el pacto federal, pues lo que urge para el Sr. Presidente son regencias y no autoridades emanadas de la soberanía popular en cada entidad federativa.

No bromeamos, pero vaya desgarriate presidencial que nos toca padecer, sobrevivir y esperamos dejar en el olvido, en una patria donde Su Ateza Serenísima manda y comanda. Asistamos al entierro de las instituciones, por cierto, muchas de ellas, logros de los mismos, que hoy empoderados en la 4T, exigieron por el bien de la patria.

Vaya Struggimento Nacional. ¡Dinamarca! Vaya chiste nacional presidencial. Si, ya sabemos que “los nacos somos más” y que hoy son tiempos de lamentar la ignorancia nacional.

Por lo pronto, ahí está la respuesta del Congreso Tamaulipas, donde se indica que “el acuerdo adoptado por la legislatura de Tamaulipas quedó debidamente fundado y explicado que su propósito fue el de establecer las reglas internas para el procedimiento de homologación al que se sujetará dicho asunto una vez que lo remita la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión”.

“Este acto, contrario a lo que se especula, lejos de ser un blindaje, genera certeza y transparencia para los involucrados, entre ellos la propia Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y es con el único fin de que el Congreso del Estado lleve a cabo sus facultades constitucionales”.

Y ese es el punto, como lo cita el diputado Gerardo Peña Flores, las facultades constitucionales de la entidad son soberanas. Lo demás es politiquería, si no, insisto como empece al principio, para que rayos el artículo 40 y reitero al cerrar lo que ya sostuvo Carlos Flores Rico.

“Hay que defender la soberanía de los Estados y el estado de derecho, la autonomía de la FGR; la constitución, el debido proceso, la presunción de inocencia, las competencias de los órdenes de gobierno y las formas republicanas”.

Sin que a nadie le gane la emoción, las normas de convivencia en México, se están ajustando a la carta del inquilino de Palacio Nacional, que cuando decimos palacio, es hablar de Nuestro “Versalles Mexicano”.

Todo opulencia, todo parqué, pero finalmente como dijo San Agustín… “la soberbia no es grandeza sino hinchazón, y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano. Detrás de su apariencia de grandiosidad el soberbio esconde su propia flaqueza”.

Nostra Política.- Amén…

Correo: jeleazarmedia@gmail.com

Twitter.- @JEleazarDeAvila

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