Aunque dicen que todas las comparaciones son odiosas, en este caso bien vale la pena compulsar las entrevistas del candidato del partido MORENA y del PRI ante el panel de periodistas alrededor del programa Tercer Grado.
Empecemos por señalar que en el caso del primer entrevistado, Andrés Manuel López Obrador, (AMLO), los periodistas fueron criticados en las redes sociales por hacerle preguntas a modo, ponerse de tapete ante el entrevistado y no proceder de acuerdo a lo que la audiencia esperaba.
También se dice que el programa aburrió y muchos se quedaron con un mal sabor de boca por haberse desvelado y no haber atestiguado un programa interesante.
Creo que los comentaristas y el programa fueron reprobados.
En el caso del segundo entrevistado, José Antonio Meade Kuribreña, los comentaristas procedieron a “ponerse las pilas” y ser más agresivos en sus cuestionamientos.
Al parecer les dolieron las críticas.
Dicho por el mismo Joaquín López Dóriga, se vio a un Meade más contestatario, preparado y dispuesto a defender sus puntos de vista con buenos argumentos y sobre todo: no dejarse atropellar por las preguntas provocadoras que le hicieron.
Bueno, siempre ha sido más fácil ejercer la crítica contra el establishment, que defenderlo.
Hoy en día, ya es una constante asumir que “el ejercicio del poder, desgasta” por una simple premisa: no hay dinero que alcance para resolver los problemas de todos.
Eso irrita a esa parte de la sociedad que no es beneficiada y aprovechado por los adversarios de los gobiernos para denostar al gobierno.
La estrategia de la oposición ha sido y sigue siendo, “oponerse” a las políticas públicas del régimen, con la idea fundamental de desgastarlo y así, elevar su posibilidad de obtener el poder público en las elecciones.
La efectividad de las propuestas del partido en el gobierno en los órganos legislativos, quedan en segundo o tercer plano, cuando se trata de impedir el avance del adversario.
Eso explica el atraso del país.
En el programa Tercer Grado, AMLO habló como Jefe de Estado, porque sus colaboradores cercanos le han repetido hasta la saciedad que ya ganó. Eso le ha permitido dar a conocer sus acciones de gobierno, lo que ha permeado su proclividad a castigar a todo aquel que no concuerde con su forma de ver el desarrollo del país.
Su resistencia a la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, su declaración de echar atrás la reforma energética y la educativa y su discordancia con los empresarios, demuestra, para muchos, su falta de tolerancia y respeto a la diferencia de pensamiento.
Meade llegó siendo el Meade que sus simpatizantes esperaban. No se dejó apabullar por Loret de Mola, quien retomó la pregunta que el joven Anaya le planteara en el debate y que quedó sin contestación sobre la honestidad del Presidente Peña Nieto.
El candidato del PRI no se amilanó y contestó lo que cualquier candidato del partido en el gobierno debió contestar: que si creía en la honestidad del presidente Peña Nieto. Y fue más allá, también dijo creer en la integridad de Felipe Calderón.
Proyectó ser un hombre agradecido.
El programa Tercer Grado cumplió bien.
Lo malo es que la entrevista del candidato del PAN, ya perdió interés.
Ni modo. Así es la política.