Nadie duda, que la contienda presidencial tiene crispada a la sociedad mexicana.
La lucha entre los cinco candidatos a la presidencia de la república llega al grado de promover la división de las familias.
Muchas de ellas, sin saber a fondo lo que está en juego, le apuestan a verter su pensamiento anti-sistema para estar acorde a lo que muchos piensan: que el arribo de un nuevo gobierno, servirá para aliviar todos los males del país.
Ya se les olvidó que tanto Vicente Fox como Felipe Calderón prometieron el “oro y el moro” con tal de obtener los votos necesarios para llegar al poder ejecutivo federal.
También han olvidado que una vez que los dos panistas terminaron de gobernar desaparecieron las grandes expectativas, siguió la corrupción y en general, todo siguió igual…o peor.
Ahora que estamos en el análisis del actuar de los candidatos, observamos que en realidad las ofertas que nos hacen, tratan de llamar la atención para conquistar la simpatía de la mayoría de la gente…sin importar que lo que se promete se pueda o no realizar.
Total, piensan: “Prometer no empobrece”.
Faltando las 2/3 partes de la campaña, entramos en la etapa donde los “círculos rojos”, discuten y fraguan la manera de comprometerse hasta con lo más irrealizable, con tal de “llevar agua a su molino”.
La idea central de los cinco es llegar a la presidencia de la república, sin importar el costo.
Total, siguen pensando, en esto de la política: “Más vale pedir perdón, que pedir permiso”.
Pero más allá de la crispación por lo ideológico en muchos de los mexicanos, empieza a salir a la superficie del colectivo social, la duda: ¿Qué puede pasar si llegara a ganar el candidato del partido MORENA?
Muchos piensan que los grandes capitales invertidos en este país, pueden iniciar una retirada masiva de dimensiones desconocidas.
Otro tanto no alcanza a comprender de dónde sacaría tanto dinero para cumplir con lo comprometido en la campaña.
Vaya, piensan: “Con el ahorro de los 500 mil millones de los moches y/o de la corrupción será suficiente”.
¿Pero y si no controla la corrupción como cree poder hacerlo? Se preguntan preocupados.
Luego se contestan que tendría que aumentar los impuestos para pagar el doble de las pensiones de las personas de la tercera edad y los incentivos para todos los jóvenes que ni estudian ni trabajan.
Y eso ya nos les gusta.
Bien dicen que es importante decir lo que se piensa, mientras haya alguien que esté dispuesto a escuchar. Porque luego pasan cosas que ni esa oportunidad nos da.
Esto viene a colación por el pequeño poema de Martin Niemöller, quien fuera un anti-nazi y pastor luterano alemán, del siglo pasado, quien a través de sus frases nos convoca a emitir nuestros juicios, mientras exista la libertad de hacerlo:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista,
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío,
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista,
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.
El escenario es incierto y la preocupación se asoma en muchos de los que vamos a participar por medio de nuestro voto en este 2018.
La alternativa es razonar el voto y razonarlo bien, porque están en juego muchas de nuestras libertades conquistadas a través del tiempo.
Sí, hay que razonarlo mientras haya quien nos escuche.