El viernes será el último día laboral de la burocracia.
A partir del lunes 18, casi la totalidad de los que laboran en las diferentes dependencias del Gobierno del Estado gozarán de dos semanas de vacaciones, dado que regresarán hasta el lunes uno de agosto.
Esto ya se acabó.
Agosto se irá rápido y desde el uno de septiembre iniciará el proceso de entrega recepción a través de un grupo de personas que formarán parte del equipo de transición, entre las autoridades que terminan el periodo para el que fuera electo y los que entran en funciones desde el uno de octubre.
Hay dependencias en las que poco se trabaja, dejaron de publicarse convocatorias, no hay procesos de licitación, se suspendieron las compras y las adquisiciones.
En otras, hasta las hojas de máquina empezaron a reciclarse.
Se ha perdido hasta el interés de los funcionarios por acudir a sus oficinas, ubicadas en Palacio de Gobierno y la Torre Bicentenario.
Hay quienes de plano no van; otros acuden uno o dos días a la semana.
Se acabó el presupuesto, no hay programas o acciones a las que se tiene que dar seguimiento y quizá por ello, nada hay que hacer.
Se sabe que por lo menos el 60 por ciento de los Secretarios, a los que se les dio la encomienda de trabajar para sacar adelante la elección de gobernador, no lo hizo.
Cada quien sabe el que trabajo y el que se tiró a la hamaca.
Sin embargo, ni uno ni otro se echa la culpa de manera directa y prefieren callarlo.
Hay algunos a los que se les dio prácticamente todo; recursos, programas y acciones para hacer el trabajo y sacar adelante la elección.
¿Nombres?, desde luego que los hay.
Sin embargo, para no amargarles el periodo vacacional, será hasta después cuando los demos a conocer de manera desglosada.
Y es que, aun y cuando debieran cerrar con todo la administración estatal, la mayoría de ellos lo que quieren es regresarse a Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo y otros municipios donde residían, hasta antes de que formaran parte de este gobierno.
Se van de vacaciones, sin muchos deseos de regresar el uno de agosto.
Y aunque a más de uno se les ha pedido que se reintegren a sus labores cotidianas o por lo menos asistir a sus oficinas, han ignorado la exhortación.
De plano, la ven perdida. Ni ellos mismos creen que el resultado de la elección puede variar y por lo tanto, prefieren asimilar la derrota y el inminente cambio de gobierno. En fin.
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