Me reuní el viernes 14 de junio con dos grandes personajes que han dado lustre a Matamoros con su Asociación Civil de nombre “Cambiando Sonrisas”, el doctor Melquiades Álvarez Chaires (Dr. Chaires) y Pedro Ciro González. Mi instinto de cronista y periodista me llevó a solicitar una entrevista instigada por Roberto Lechuga quien con motivo de los 25 años de esta asociación me sugirió que valía la pena desarrollar una narrativa que trajera luz a nuestros lectores sobre las generosas actividades filantrópicas que han hecho en nuestra ciudad.
Llamé al Dr. Chaires y tan accesible y espontaneo como siempre ha sido aceptó que nos viéramos en la intimidad y calidez de su casa, resultó un excelente anfitrión y mejor conversador, estuvimos los dos ya mencionados y un servidor. En lo personal llegue a la cita con avidez de conocer la historia de esta organización y después de los obligados saludos cargados de aprecio y respeto entramos a platicar del punto.
Obligada referencia es mencionar que “Cambiando Sonrisas AC” es un ente nacido en Matamoros que se dedica a atender a personas con labio leporino, paladar hendido, microtia, que es el defecto en el cual la oreja es pequeña y no se ha formado correctamente, así como la microsomía hemifacial, que es la afección congénita que ocasiona un crecimiento anómalo de la cabeza, toda esta atención es sin costo para los beneficiarios.
El Dr. Chaires es originario de Tampico y llegó a Matamoros a los 33 años como cirujano plástico en 1995, graduado del Hospital Manuel G. González en la ciudad de México de la escuela del doctor Fernando Ortiz Monasterio de la UNAM. Llegó a trabajar a la Clínica del doctor Guillermo Lozano quien había sido su compañero de cirugía general.
El primer paciente atendido para este caso fue referenciado, gracias al inefable sistema de conexiones amistosas de Matamoros, por el entonces alcalde de nuestra ciudad Tomás Yarrington y su esposa María Antonieta Morales ya que también hubo una intervención del DIF; un niño de año y medio de edad a quien habían desahuciado porque además de tener abierto el paladar tenía un tumor en la boca. La primera cirugía en esta línea de ayuda se hizo en la Clínica San Francisco y el anestesiólogo fue el doctor Héctor Garza.
El paciente evolucionó positivamente y para alegría de sus padres y familiares fue sanado.
A partir de esta primera intervención, el DIF comenzó a referenciar más niños con este padecimiento y eran atendidos en el Hospital Pumarejo sin costo alguno por el mismo Dr. Chaires quien se dio cuenta que el sistema de ayuda para esta enfermedad estaba un poco enviciado, pues los cirujanos de entonces cobraban a la gente de escasos recursos, quienes esperaban el milagro de la caridad oficial.
La consecuencia fue que comenzaron a faltar los insumos más elementales para este tipo de cirugías, no había suturas, no había gasas, entre otras cosas. El Dr. Chaires comenzó a poner de su maleta todo lo que faltaba, así estuvo por cuatro meses hasta que en presidencia se dieron cuenta que era verdadero altruismo y después no batalló en lo absoluto. Desde entonces todos los presidentes municipales han participado y facilitado hasta donde sus posibilidades se los ha permitido.
Con el devenir del tiempo el Dr. Chaires se dio cuenta que no podía atender a todos los pacientes que requerían esta cirugía, fue entonces que pidió ayuda a una celebridad médica, el doctor Fernando Ortiz Monasterio, considerado el Padre de la cirugía plástica en México, quien fue el primer cirujano fetal del mundo al corregir el labio paladar hendido en un feto, además fundó el Departamento de Cirugía Plástica y Reconstructiva del Hospital General de la UNAM y es considerado el precursor de los programas de cirugías extramuros para brindar atención a comunidades de escasos recursos.
Este doctor fue la inspiración del Dr. Chaires para crear una organización que brindara apoyo a las personas con labio leporino y paladar hendido; una cirugía de este tipo cuesta sesenta mil pesos y requería del apoyo y asesoramiento del mejor cirujano plástico del momento en México.
El Dr. Chaires, con la confianza del exalumno graduado, no tuvo empacho en decirle al Dr. Fernando Ortiz Monasterio:
-Oiga Maestro, écheme la mano, fíjese que Matamoros necesita de su ayuda.
La grata sorpresa para el Dr. Chaires fue la inmediata y espontanea respuesta del su maestro, que con aire entusiasta y sin la más mínima reserva le dijo:
- ¡Si! Pinta la campaña y vamos, llevamos a todos los residentes.
Querido y dilecto lector, fue así como en 1998 el Dr. Chaires trajo por primera vez al mejor cirujano plástico de México a Matamoros para reforzar sus campañas de salud y en la que intervinieron quirúrgicamente a 50 pacientes, el Dr. Ortiz Monasterio le dijo al Dr. Chaires:
-Oye Chaires, nunca había operado tantas orejas en un día.
Fue la semilla de “Cambiando Sonrisas AC” de quien abordaremos el tema en la próxima columna.
El tiempo hablará.