L
No recuerdo el primer día de Acción de Gracias que celebramos en mi casa paterna aquí en Matamoros pero estaba íntimamente ligada a los días de fin de año. Era una mega cena familiar donde había pavo, bacalao, puré de papa, espagueti verde, pan francés y postre de diversos tipos, todo cocinado por mi santa madre con el apoyo de sus hijos y su empleada doméstica en turno. Mi papá fungía como coordinador y catador de todos los platillos cuando quedaban listos. Una cena muy parecida a la de navidad pero sin regalos.
Siempre me quedaba pasmado con esta cena de finales de noviembre pues no era una costumbre generalizada en las familias de mis amigos ni en mis parientes de Monterrey pero como mi padre trabajó toda su vida en EU, pasado el tiempo entendí que las empresas donde se desempeñaba le regalaban el susodicho pavo y había que cocinarlo para después tener platica en la compañía de cómo le había ido con la pobre ave sacrificada.
Después entendí que el Día de Acción de Gracias, conocido en EU como Thanksgiving, es una de las tradiciones más importantes para la cultura de Norteamérica e incluso en algunas ciudades de la nación anglosajona consideran que la cena de este día es más representativa que la famosa cena de navidad, no es el caso en la frontera.
Recuerdo a mi padre sentado a la cabecera de la mesa del comedor de ocho sillas, mi madre a su lado derecho, la reina de la casa, a diferencia del ajedrez que va de lado izquierdo, seguida por mi hermana Adriana. A lado izquierdo de mi padre mi hermano mayor Ariel, seguido de Oscar y las otras tres sillas quedábamos en forma indistinta los más chicos de la familia, Guillermo, Francisco y yo.
La cena era opípara pero no obscena, mi madre siempre cuidaba que no se desperdiciara la comida; recuerdo que me gustaba la liturgia que seguíamos para servir los alimentos. Primero y antes que nada la oración ceremoniosa y solemne de mi padre en la que nos pedía que cerráramos los ojos por respeto. Comenzaba su oratoria dando gracias por las bendiciones recibidas y si la oración me parecía larga recuerdo que por lo inquieto que siempre he sido yo abría uno de mis ojos en actitud de espía para tratar de leer en las facciones de mi padre al momento de estar orando si había una micro expresión en su rostro que me anunciara que se acercaba el fin de su diálogo con Dios.
En no pocas ocasiones mi madre me atrapó en mi misión “secreta” y en medio de la oración de mi padre me decía por mi segundo nombre en voz baja pero imperiosa:
-¡Ignacio cierra tus ojos!
Después de esta acción abortada, resignado cerraba mis ojos hasta que mi padre decía: “Amén”, que en mi mente infantil era la expresión de salida para devorar los alimentos; aunque muchas veces me preguntaba cómo era que mi madre me pillaba con los ojos abiertos en un momento en la que todos los deberíamos tener cerrados, nunca le hice el comentario al respecto, mi complejo de culpa infantil mi dictaba que formular la pregunta me podría traer más problemas con ella, así que yo prefería optar por acariciar mis papilas gustativas con los alimentos de Acción de Gracias.
Querido y dilecto lector hoy sé que estas fiestas de acción de gracias que unen a las familias, su origen se remonta al año 1621, cuando un grupo de colonizadores británicos llegaron al puerto de Massachusetts después de un accidentado viaje en barco y se vieron obligados a detenerse en la costa de Plymouth y después de unos días adversos, al año siguiente les fue muy bien y cuenta la historia que románticamente decidieron dar gracias y hasta se reunieron en sus primeras cenas con los aborígenes antes de la perversa filosofía que a la letra decía: “The only good Indians are the dead Indians” que traducido al castellano es: “El único indio bueno es el indio muerto”. Pero eso no viene al caso recordarlo.
Cabe señalar sesudo lector que el Día de Acción de Gracias no se celebraba todos los años. Inclusive no fue hasta junio de 1676 que se celebró otro Día de Acción de Gracias. Esta celebración fue proclamada oficialmente por el presidente Lincoln en 1863, para ser celebrada en noviembre y por decreto del presidente Franklin Roosevelt, desde 1941, Thanksgiving se lleva a cabo el cuarto jueves del mes ya mencionado. En este 2022, el Día de Acción de Gracias es precisamente hoy jueves 24 de noviembre, una conmemoración digna de celebrar y de recordar.
El tiempo hablará.