Iniciar una columna con una palabra que seguramente la gran mayoría no conoce es un riesgo que implica la probabilidad de que nadie te lea, pero correré dicho riesgo con dos propósitos, que tú, sesudo lector, aprendas nuevas palabras y eventualmente las incorpores a tu léxico y describir para ti lo que me parece el actual ambiente político en nuestro Estado.
Cuando se escribe, uno pretende que lo escrito sea algo aportativo y que una vez leído por los pocos o muchos lectores sea considerado un tesoro de imaginación y sabiduría aterrizado en letras y palabras.
En días pasados, platicando con una persona muy cercana a mí, me dijo que ocasionalmente le sucede ver unas manchas intrusas en sus ojos. Recordé que me ha sucedido y que incluso juego con seguir dichas manchas al ver como flotan y se mueven con voluntad propia. Son efímeras, están un momento y cuando menos lo piensas, simplemente ya no están.
Y tú te preguntarás ¿Qué son las miodesopsias? Es altamente probable que las hayas visto. Son esas manchitas en forma de telaraña que aparecen en nuestro campo visual. No es que las queramos ver, simplemente aparecen en determinado momento y por más que las queramos dejar de ver, se van hasta que cambia nuestro entorno. Hay toda una explicación científica del porqué de esas “manchas”, pero no es el caso de esta columna, el uso de la palabra es simplemente el pretexto ideal para abordar el tema político.
Las miodesopsias políticas en Tamaulipas son esas “manchas políticas”, valga la reiterada redundancia, que vemos bajo ciertas circunstancias pero que, como las miodesopsias oculares, no siempre las vemos y cuando las vemos no es por nuestra voluntad, simplemente aparecen.
Aspirando a ser cronista y pensador trataré de abonar en estas letras los casos que vemos como esas miodesopsias que nos hacen suponer lo que viene para nuestro querido terruño. Digamos que todo lo que ahora vemos es el simple susurro de las palabras dormidas que nos anuncian un 2022 que ya asoma en nuestro horizonte y que a más de uno le destempla las emociones políticas y electorales.
Las miodesopsias de la turbulencia política proyectados en el nada insignificante cambio de dos diputadas de un partido a otro en el congreso, proyecta que a pesar de toda la parafernalia judicial que se le hizo y se le hace al gobernador Cabeza de Vaca, su grupo político sigue operando en aras de un objetivo que no alcanzamos a distinguir si es solo para salvar el momento o una lucha para trascender su sexenio a pesar de lo demeritado de la marca.
Los precandidatos por parte de Morena nos llevan al siguiente punto. Las miodesopsias de la posible intransigencia de los muchos aspirantes de Morena que se queden en el camino, todos se sienten merecedores pero la candidatura solo es una. Si a nivel estatal hay un preferido, como a todas luces lo es Claudia Sheinbaum Pardo, la candidatura debe operarse con mucho oficio político y no dejar muertos regados en el camino.
Las miodesopsias azules en nuestro campo visual político, con muy pocos precandidatos del PAN parecieran indicar una entrega de la plaza tamaulipeca como moneda de cambio y que las mutaciones kafkianas en el congreso tamaulipeco son solo para frenar sin sobresaltos el posible desafuero del gobernador, el drama da para todo tipo de especulaciones fascinantes y morbosas.
Los ciudadanos tamaulipecos buscamos que la política de nuestro Estado sea un espacio de diálogo, entendimiento y racionalidad como una aspiración social legítima que ya merecemos después de tantos exabruptos que hemos tenido con los últimos gobernadores, aunque por ahí vemos ciertas miodesopsias como fantasmas de otros tiempos vestidos con otros colores que quieren volver a probar las mieles del poder. Dios nos libre de ellos si aún no se han redimido de sus pecados pasados.
No hay nada nuevo bajo el sol. Según Irene Vallejo, en su libro “El infinito en un junco” la Alejandría del siglo IV era un lugar turbulento. Sus habitantes conocidos por la cultura y su sensualidad, también se dedicaron a pasatiempos más brutales.
Esa Alejandría, como nosotros en Tamaulipas, tenía un largo historial de revueltas callejeras. Los problemas sociales, las diferencias políticas y las luchas de poder estallaban en forma de peleas tumultuosas y sangrientas al aire libre. En la capital egipcia se estaban materializando las convulsiones de una gran crisis imperial romana.
Querido y dilecto lector, por alguna misteriosa ley de reincidencia, ciertos territorios reciben constantemente las descargas de tensiones y de conflictos que nadie consigue remediar. Al parecer no tenemos en Tamaulipas un pararrayos político que amaine las cosas. Por los rumbos de nuestras ciudades y ejidos comenzarán a bullir exaltados cabecillas de distintos grupos políticos que en su momento se dividirán en fracciones enfrentadas, el caso de Leticia Sánchez Guillermo es solo el comienzo. No se toma mucho en cuenta por su origen, pero la primera piedra ya se tiró.
Esperemos que no todo sea caos, furia y barullo, y que por debajo de la espiral de confusión política se esté gestando un enorme y positivo cambio histórico.
El tiempo hablará.