El político tiene que anticipar los resultados favorables o desfavorables de las medidas que se adoptan; por eso es un idealista operante y un práctico con ideales. Jesús Reyes Heroles.
En el proceso electoral 2018-2019 para diputados locales en nuestro estado, según los datos en la página del IETAM, el PAN obtuvo 21 diputaciones locales de mayoría relativa con 425,287 votos en todo el territorio tamaulipeco. En el mismo rubro a la alianza Morena-PT solo les alcanzó una diputación local con 242,599 votos. En esa ocasión acudieron a las urnas 879,471 ciudadanos electores.
Las matemáticas y las estadísticas son dos áreas del conocimiento que he aprendido con el paso del tiempo. Los números son fríos, precisos y muy necesarios para la toma de decisiones en cualquier aspecto de la vida y no excluye las decisiones político electorales.
Con el devenir del tiempo esos datos cambiaron, como cambia todo en la vida más allá de la voluntad de quienes ejercen el poder. Para este caso, son factores determinantes, aunque no en forma constante, el desgaste de quienes detentan el poder y el azar, este último de forma aún sin medir contundentemente.
Ahora bien, en los resultados oficiales del IETAM en el proceso 2020-2021, el PAN obtuvo 6 diputaciones locales de mayoría relativa con 515,210 votos y la alianza Morena-PT obtuvo 16 diputaciones para el congreso local con 579,075 votos.
Del 2019 al 2021 hubo 57% más poder de convocatoria a las urnas, es por esa simple razón que a pesar de que el PAN tuvo más votos, logró menos curules.
En el distrito 10 de Matamoros, Héctor Escobar del PAN logró en el 2018, 9,973 votos contra 9,817 de su más cercano competidor de Morena. Este año el mismo candidato panista logró 13,055 votos, 30.90% más, pero en esta ocasión su oponente morenista llegó a 32,568, 300% más que la pasada elección.
En el distrito 11, Leticia Sánchez Guillermo, derrotó con 9,658 votos contra 9,396 de Verónica Salazar y en esta ocasión los números son impresionantes comparativamente con los anteriores, la diputada morenista, que se entiende muy bien con el PAN, alcanzó la friolera de 28,672 votos contra 12,013 de Daniel Sampayo, un 290% más que la competición electoral anterior. Sustancial paradoja será saber en la próxima legislatura por qué proyecto votará la diputada Sánchez Guillermo, ¿PAN o Morena?
Siguiendo con el distrito 12, en el proceso anterior Ivett Bermea logró el triunfo con 12,316 votos contra 12,034 de Carlos Eliud Pérez. En esta ocasión el PAN presentó la candidatura de Elizabeth Salazar, una más del clan Salazar (y la militancia pregunta que cuándo les tocará a ellos), que aun y cuando logró más votos que Ivett 16,018, no le alcanzó para el triunfo pues su contendiente Isidro Vargas recibió 29,689 sufragios ciudadanos, 240% más que en el proceso anterior.
El PAN obtuvo a nivel estatal, de un proceso a otro 17.66% más de votos, mientras que Morena en la misma dinámica logró 55.17% más de votos. Me pregunto si esta numeralia le dice algo a quienes toman las decisiones en cada instituto político.
En función de todos estos números es preciso señalar que el PAN debe cambiar su estilo de liderazgo para poder aspirar a ratificarse en Tamaulipas. Dada la evolución o involución de los números de una elección a otra, si se siguen haciendo las cosas igual, los resultados no tendrían por qué cambiar la inercia del voto, mismas acciones, mismos resultados. El PAN necesita candidatos nuevos y disruptivos con respecto al poder central en nuestro estado. ¿Será capaz de aceptar su realidad y hacerlo?
Por otro lado, en función de ese análisis, de un proceso electoral a otro, Morena tiene todo para ganar Tamaulipas en el futuro; los números son contundentes, cualquier interpretación en contra de esa inercia es romanticismo sin fundamento. Sus números proyectan un desarrollo electoral in crescendo, es decir tiene un aumento progresivo en votos.
Su único y sustancial problema que lo puede derrotar es no ponerse de acuerdo entre ellos mismos, y no detectar esos miembros, que podrían actuar como la diputada Sánchez Guillermo, que ganan por un partido, pero se suman “inexplicablemente” a otro proyecto político. En frente tienen a un gobernador que, aunque mermado, sabe, bien que sabe, aquel aforismo que dice: Divide y vencerás.
El PRI, aunque aparentemente derrotado, en las diputaciones locales evolucionó positivamente a nivel estado, pues de 88,078 votos logrados en el proceso electoral del 2019, en el 2021 alcanzó los 132,940. No está muerto y por lo pronto tendrá que aprender a ser oposición, y a hacer política sin simulación, no hay opción, o se aclimata o se aclimuere.
Los números no engañan, se engaña quien los ignora.
El tiempo hablará.