Mario López “La Borrega” me recibió en su oficina con todo el ánimo puesto en el tema de la posible candidatura al senado por parte de Morena por el Principio de Mayoría Relativa. Reconoce que el azar juega en forma muy lamentable en la política con la muerte del doctor Faustino López Vargas y su esposa, que deja un espacio en la cámara alta del congreso y que hoy lo tiene a él en la competencia por el escaño senatorial.
Acababan de pasar las fiestas de fin de año en diciembre de 1962, su mamá, Martha Beatriz Hernández, enfermera del Seguro Social, estaba a plenitud con su embarazo desde esas fiestas decembrinas, pero nació hasta el 17 de enero de 1963 en el IMSS de la calle Sexta; un bebé cuya característica primigenia era su cabello en chino abundante, antecedente que con el paso del tiempo hizo que lo apodaran con el sobrenombre de “La Borrega”.
Se desarrolló en el centro de la ciudad, dice él que por el rumbo de la calle 15, donde vivió las peripecias propias de esos tiempos y de esos rumbos. Un momento histórico donde vivir cerca de la Galeana hacía tomar todas las precauciones para evitar cualquier desaguisado con quienes pudieran haberlo tomado como su enemigo, aunque dice al tiempo presente que jamás los ha tenido, solo oponentes políticos.
Estudió en la primaria Franklin D. Roosevelt, que se encuentra ubicada en el cuadrante céntrico de la ciudad formado por las calles Bustamante, Doce, Herrera y Trece. Pronto se acostumbró al patio grande de esa primaria y a raíz de eso entendió que los espacios grandes agrandan las ideas. Después de sus seis años de primaria continuó sus estudios en la Secundaria Federal No 3, “Bernardo Gutiérrez de Lara” en el “B”, tiempo en que su cabello se tornó más aborregado y donde ya era indiscutiblemente para todos “La Borrega”.
Terminando el nivel de secundaria se fue a hacer su preparatoria a La Ibero donde definió su primera vocación profesional como Licenciado en Administración de Empresas y buscó hacer dichos estudios en el Centro Universitario del Noreste (CUN) titulándose como tal el 15 de abril de 1985. En este periodo de tiempo en la universidad fue que concibió por primera vez su vocación política, cuando en una reunión con amigos de la universidad todos expresaron desde su conciencia lo que querían ser cuando fueran grandes.
Mario López recuerda que en ese entonces era alcalde de Matamoros el Lic. Jorge Cárdenas en su primera administración; y en medio de sus amigos externó con toda la fuerza de su juventud y sin el menor de los recatos que él quería ser presidente municipal de Matamoros; fue tal la fuerza de convicción con que lo dijo que, con el paso del tiempo, treinta y siete años después, dicho anhelo se hizo realidad.
Sus aspiraciones académicas no le permitían estar satisfecho con un solo título universitario y su desempeño como administrador de empresas le permitió ver la importancia de especializarse un poco más en dos conceptos, los números y las leyes, de esa forma determinó estudiar dos carreras universitarias más; el 12 de octubre de 1998 se tituló como Contador Público y el 22 de diciembre de 2000 como Licenciado en Derecho. Tres carreras universitarias que se convirtieron en sus herramientas profesionales para salir adelante.
En su etapa de estudio como contador fue que conoció a una estudiante del poblado Anáhuac, del municipio de Valle Hermoso, de nombre Marsella Huerta Sosa, con quien convivió toda su segunda carrera; con el paso del tiempo se casaron el 28 de mayo de 1999 y procrearon tres hijos: Monserrat, Melisa y Mario Alberto López Huerta. Su familia de quien dice es su piso fuerte.
Conocí personalmente a Mario López como analista político en el 2018 en el programa de Televisa “La Mesa”. En ese entonces se confrontó electoralmente a dos políticos ya consolidados, Jesús de la Garza del PRI y Carlos García del PAN. Debo reconocer que antes de tenerlo en el programa lo estudié para combatirlo con respeto dentro del dialogo, maestro del Tecnológico de Matamoros con tres carreras y una maestría; pero no le encontré nada sustancial para criticarlo; ese día llegó a los estudios con su indumentaria formal en traje, su corbata color guinda y su perfume “Invictus”.
Con una forma de hablar sin adornos, siempre va al grano, no se anda con rodeos, esa característica puede ser su virtud y su defecto frente a otros políticos que saben hablar melosamente y con encanto social. Las veces que le dicen sus asesores que cambie su forma de hablar él siempre responde: “No quieran que sea lo que no soy, porque la gente se da cuenta”.
Hoy la vida lo pone frente a una disyuntiva y una posibilidad de escalar en su carrera política, nunca la ha tenido fácil, pero sabe que es ahora o nunca. Las críticas arrecian porque la oportunidad es excepcionalmente de crecimiento. Él levanta la mano. Morena iba a decidir hoy 13 de diciembre, ayer lo corrió para el 22.
El tiempo hablará.