El líder es aquel que hace mejor al otro. Pep Guardiola.
La presente columna será una lección no pedida de liderazgo. Rayará en la impertinencia pues muchos de mis gentiles lectores podrán cuestionarme a título de que lanzo este misil que pretende iluminar a los ciudadanos que amablemente se atreven a poner su vista en estas letras.
Debo mencionar que comienza a pulular una gran cantidad de ciudadanos en nuestra comunidad, tanto en redes sociales como en anuncios simulados por televisión y espectaculares en las grandes avenidas donde es más que obvio las intenciones de postularse para puestos de elección popular. Todos ellos están en su legítimo derecho aspiracional. De eso a que tengan la madera para lograr sus objetivos hay mucho trecho.
Desconozco la logística existencial que lleva a una persona a asumir que incrustará en su vida cotidiana y la de su familia las actividades propias de un líder social que más temprano que tarde se traduzcan en poder “exigir” a un instituto político, entiéndase partido, la posibilidad de una candidatura que con el devenir del tiempo se traduzca en una diputación o presidencia municipal.
Efectivamente, el líder que a ti y a mí debe interesarnos, sesudo lector, debe ser esa .persona que influye sobre más personas para construir una sociedad mejor. Si la ecuación lleva a un resultado distinto, es lícito ponerlo todo en cuestión.
En medio de toda esta espiral de potenciales candidatos es importante mencionar que hay un tipo de credibilidad ciudadana que resulta indiscutible: la que da el Conocimiento. Al que sabe siempre se le respeta amén de que siempre capta la atención. Certificar que todos esos aspirantes tienen un mínimo de conocimiento de vida, ciencia y política es vital para evitar al que solo sea popular y que tanto arraigo tiene en los partidos por la angustia y la estupidez de la supervivencia.
Lamentablemente Matamoros ha vivido esa trágica situación de líderes populares pero con muy poco talento. Esos que no saben que no saben; y no sabría decirte como diantres llegaron a ser la máxima autoridad del municipio.
Decía Ortega y Gasset que el líder correcto y sus seguidores coinciden en aquello que podemos ubicar románticamente como un fluir juntos sin tensión. Es decir que ya no puede limitarse a las estúpidas fotos que no resuelven nada y que solo alimenta el ego en las redes sociales de los querientes a una candidatura.
Querido y dilecto lector, lo menos que podemos aspirar es que estos lideres post pandemia al menos se dignen a enseñar varias cosas de la vida a sus potenciales electores, como nociones de superación personal, solidaridad, competitividad, fomento de criterio sanitario, trabajo en equipo, tolerancia y sobre todo en esta época de pandemia, cultura del esfuerzo.
Por otro lado, una de las primeras lecciones que debemos aterrizar como ciudadanos es que cuando el poder se concentra, tiene el vicio de corromperse. Eso nos lleva a exigir que nuestros futuros representantes den muestra que primero están con los ciudadanos que con los gobernantes. Se vale soñar. Podemos decir que debe ser parte de su incomparable hechizo.
Esta es la observación de alguien que cree en el ciudadano; que tiene fe en su capacidad de análisis y que mira el futuro con esperanza. Un idealismo mucho más saludable que el cinismo que proponen tantos profetas destructivos de estos días, capaces de cualquier aberración por ganar una candidatura, por mantener el poder e incluso hacer un buen negocio. Usted los ubica apreciado lector.
Ya pronto vienen las candidaturas; En un entorno incierto, caracterizado por la rapidez del cambio, la complejidad de las organizaciones y la sensación de crisis perpetua, se necesitan personas ilusionadas con el entorno y con la mente abierta para saber adaptarse a esa constante mutación de los mercados, los productos, los consumidores y los mismos electores, que hoy pueden querer algo totalmente diferente a lo que estará en su mente el primer domingo de junio del 2021.
Hoy en día todo se mueve a escala planetaria y a una gran velocidad en el ámbito del conocimiento aplicado a cualquier situación humana. Hasta el punto de que somos muchos los que pensamos que estamos ante un cambio de civilización que pondrá a prueba la capacidad de adaptación de las próximas generaciones. Pero hay algo que permanece inmutable: las emociones. Eso nos lleva a entender que una comunidad es un estado de ánimo.
Los estados de ánimo de hoy en día son una montaña rusa, ningún candidato inteligente puede dar por definitivo nada. Así lo marquen como favorito ganador con más de diez puntos como Joe Biden sobre Donald Trump. Lo único constante es que todo cambia.
El tiempo hablará.