El fin justifica los medios. Nicolás Maquiavelo.
Me toco ser consejero presidente del distrito 11 donde compitieron electoralmente Leticia Sánchez Guillermo por Morena versus Daniel Sampayo por el PAN. Hubo al menos 57 personas involucradas en la elección de este distrito, todos intentando que no hubiera macula alguna para que el voto ciudadano se respetara.
Fueron varios viajes de ida y vuelta a la capital del Estado con toda la intención de fortalecer el respeto al sufragio emitido por los ciudadanos del distrito 11, amén de brindar la certeza de una elección limpia. Fue una actividad que incluyó trabajo y desvelos. La elección la gano Morena y me toco dar la constancia de mayoría.
En el distrito 11 votaron 50,269 ciudadanos de los cuales 12,013 (23.90%) asignaron su voto al partido blanquiazul y 29,183 (58.06%) escogieron la opción Morena-PT. Mientras que en el distrito 17, (Mante) acudieron a votar 72,050, de los cuales 23,290 (32.32%) cruzaron a favor del partido azul y 26,208 (36.37%) dieron su voto a la coalición de izquierda.
La suma total de los votos para la elección de diputados en todo el estado es de 1,450,346. De esa cantidad 515,211 (35.52%) votaron por el PAN y 579,587 (40.56%) por Morena-PT.
En los dos distritos aludidos, el 11 y el 17, la ciudadanía por medio del sufragio determinó qué partido quería en el congreso, pero, pisoteando la decencia democrática más elemental, hoy esos curules están ocupados por el PAN, el partido perdedor, sin que nadie ponga el grito en el cielo.
Al final la representación del PAN en el congreso quedó en 15 escaños (41.66%) cuando lo correcto, en función de los votos recibidos debería ser 13 representantes (36.11%). Morena-PT quedó en 18 escaños (50%) cuando en función de la participación ciudadana en las elecciones debió haber sido de 20 representantes (55%).
¿Qué implica en el artículo 20 de la Constitución del Estado de Tamaulipas, en su cláusula cuarta, cuando ofrece garantizar la protección del derecho político de los ciudadanos de votar? Cuando ven que su voto por un partido político se diluye en menos de 30 minutos después de haber tomado protesta la persona.
Querido y dilecto lector, puede usted estar o no de acuerdo con cualquier partido político, pero lo lamentable es que la conformación final del congreso del estado de Tamaulipas no tiene nada que ver con el voto ciudadano del 6 de junio. ¿Quién planeo esta burla legislativa? ¿En qué momento la decisión mayoritaria del ciudadano en los distritos 11 y 17 dejo de ser sufragio efectivo y no pasa nada?
La pregunta obligada a las diputadas Leticia Sánchez Guillermo y Lidia Martínez es: ¿Hay alguna razón para que los tamaulipecos, empleemos nuestro tiempo para comprender por qué ustedes menospreciaron la elección en sus respectivos distritos? No dejo de ver que proceden con seguridad pero de un modo vago y oscuro. Me esfuerzo en coordinar sus individualidades y extraer un sentido general del absurdo democrático instigado por Ustedes en el congreso local.
Quienes fraguaron esta burla al electorado de sus distritos han procedido con mucha astucia. Cualquiera puede imaginarse lo que serán ustedes como legisladoras y como aliadas políticas en medio de esta ebrolladisima trampa electoral, pues el curul de sus distritos, con su anuencia, lo tiene el partido perdedor. Esta acción constituye un baldón superlativo para la democracia.
Ambas diputadas se han mostrado políticamente más procaz que nunca. Y los panistas las reciben con ternura de convenencieros. Este recibimiento anunciado a los cuatro vientos representó para ellas “la ascensión radiante de su alma liberada de las tinieblas de la izquierda y de los odios de Morena y del PT”, tal vez, pero el sufragio ciudadano fue para esos partidos, no para el PAN. A eso se le llama estafa electoral y mal hace el blanquiazul en vender la ética de su fundador Manuel Gómez Morín, por este plato de lentejas legislativo.
Si se escandalizan por lo que ellos llaman las mentiras del presidente, los panistas de cepa, deberían escandalizarse más por ganar el congreso por otro camino diferente al sufragio efectico y no olvidar que la soberanía del Estado reside en el pueblo.
¿Qué sigue después de esta chapuza? ¿Vendrán sin pudor más compra de voluntades legislativas en detrimento del sufragio ciudadano? Se ha sobrepasado un punto de ética que no se debió cruzar jamás. En los ochentas el PAN era el referente de partido honesto, la idea era ganar pero no a cualquier precio. El PAN en Tamaulipas debe anhelar recobrar la trayectoria y el pensamiento de sus fundadores, y así, quizá, seguir siendo una alternativa digna.
Al paso que vamos y vemos, el congreso se definirá más por una subasta que por una elección.
El tiempo hablará.