Recuperando los recuerdos suprimidos de la infancia, Nelson asimiló su nombre muchos años después, de niño cuando su mamá lo llamaba frente a sus amigos iba corriendo, no tanto por hacer caso sino por que dejará de decir su nombre.
Vivió su infancia en el Poblado Control, la comunidad rural más grande de Matamoros, que en su mente de niño era todo su mundo; su casa se ubicaba en la avenida Juárez No 79, en esta casa paterna se empapó de cultura ya que su padre, Don Manuel Terán además de haber sido delegado varias veces fue también el cronista del lugar y dejó muchos escritos, amén de que le gustaba mucho la bohemia, en las fiestas de su casa siempre hubo una guitarra y su mamá amenizaba con su voz cantando.
Es importante señalar que en 1974 Nelson fue alumno de la maestra Lupita Flores en el primer grado de la primaria México en el turno vespertino y en 1983 en la Secundaria Tecnológica agropecuaria 434, hoy Secundaria Técnica 29, fue su maestra de matemáticas. Esos fueron los últimos tiempos en su desempeño dentro del magisterio de la maestra Lupita ya que fue justo cuando el virtual nuevo alcalde, Jesús Roberto Guerra la invitó para incorporarse al cabildo como regidora.
Nelson recuerda que Jesús Roberto había ido a poner una primera piedra de un aula y recuerda que delante de todos la invito a sumarse a su proyecto y días después fue cuando escuchó las palabras de despedida de su entonces maestra. La preparatoria la hizo en el CBTA 98 en el ejido presidente Lázaro Cárdenas.
El mero hecho de estar cerca de su tierra en Poblado Control le produce a Nelson un estremecimiento que supera al de Dante cuando se elevó a los círculos sagrados del Paraíso. Los recuerdos de su tierra natal que más nostalgia le infunden son los de la adolescencia, época de muchas emociones y amores de pavesa, cuando iba a los bailes en el Club de Leones para poder ver a la jovencita que le gustaba, pero no bailaba porque le daba pena.
Tuvo una infancia feliz que gravitó en el concepto de “buena familia” que sembraron sus padres, con esa tendencia íntima y familiar llena de hermandad que solo se vive con la gente del campo. Recuerda su primera salida de Control a la ciudad de México en un camión de Estrella Blanca. Desde su tierna edad su hermano Manuel le sembró su vocación por la música y le gustaba tanto que siempre les decía a sus papás:
-Para qué aprendo matemáticas si yo lo que quiero es cantar.
Su primer contacto formal con la música fue en la primaria con la rondalla del profesor David Navarro quien le enseñó los primeros acordes cuando aun sus manos no alcanzaban el diapasón de la guitarra.
Tiempo después llegó a su casa un cassette de la Rondalla de Saltillo, le llamó la atención, posteriormente a sus doce años, cuando su hermano Fernando se graduó de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro de Saltillo, en la parte artística del evento se presentó esta rondalla, esto fue prácticamente una teofanía y una ratificación de su vocación musical. Adoptó una impaciencia grácilmente impulsiva, se le hacía tarde para terminar la secundaria y la preparatoria para irse a Saltillo e ingresar a este grupo de guitarras.
Y como el destino siempre sabe cómo encontrar la manera de atraer para sus fines secretos al hombre que necesita, su primera experiencia en un escenario y frente a un público fue en 1983 a los 15 años donde se le brindó la oportunidad de participar y presentarse en la ciudad de Matamoros con el Grupo Romántico Señorial de su amigo y maestro Lázaro Ramos.
En la plática con Nelson fluyen las personalidades artísticas del ejido. Los Duendes de Control, así como los Norteñitos de Control, estos últimos fundados por Chuy Amaña, que nacieron con los centros culturales que se dieron con los programas conocidos como las misiones culturales, personas que llegaban de EU a enseñarles diferentes actividades.
Es tanto el amor en sus venas por su tierra que en casi todos sus conciertos da una catedra del Poblado Control diciendo que lleva su nombre porque cuando el Ing. Eduardo Chávez Ramírez a partir de 1939 comenzó a diseñar cómo extraer el vital líquido de las impetuosas aguas del río Bravo para almacenarla y con ello poder irrigar las tierras abiertas al cultivo, es justo en este lugar donde se asignó el “control” de dichas aguas.
Cabe destacar que Nelson Terán, efímeramente formó parte de la Rondalla de Saltillo, pero su experiencia con los veteranos de este grupo no fue buena y como Paquita la del Barrio, tres veces se tuvo que ir, le tercera fue la vencida, sin embargo, la música siguió siendo el sentido trascendental de su existencia.
El tiempo hablará.
Esta Historia continuará.